Vender: nuestra razón de ser
Juan Miguel Herrero
Director Comercial y de Marketing | La Neurona
Para obtener una cuenta de resultados positiva, se necesitan implementar diferentes estrategias dentro de una buena metodología de ventas, que nos lleven al éxito comercial. Para ello, deberemos comenzar por las personas, tener un buen equipo comercial, que conozca bien los objetivos y se alinee con la estrategia del negocio es fundamental. Deberemos formarles, informarles, motivarles y felicitarles por cada logro obtenido. Cuando ya contamos con la parte humana, deberemos desarrollar un buen plan de ventas, acorde con los objetivos de la organización.
Para ello, primero tenemos que determinar cómo es nuestro tipo de negocio y cómo vendemos más, si nos centramos en conseguir nuevas cuentas de cliente o, por el contrario, nuestro foco se centra en una cartera de clientes concreta, fidelizada y consolidada en el tiempo. No son incompatibles, pero si debemos conocer bien ambas para saber coordinar estrategias de venta sin descuidar ninguna de ellas.
No podemos olvidarnos del público objetivo al que nos dirigimos. ¿Sabemos realmente dónde están nuestros clientes? Para ello, determinar el buyer-persona es básico para que nuestro plan sea infalible. Si determinamos todos los puntos de contacto de nuestro cliente con la marca, podremos saber cuáles son las necesidades de nuestro cliente y podremos anticiparnos a sus necesidades, antes de que siquiera el cliente las haya detectado.
¿Realizas seguimiento?
Otra de las tareas básicas del departamento comercial, es realizar un seguimiento de nuestra cartera de clientes. Antes, durante y después de la venta. Tras la conversión, no podemos dejarles en el olvido. Para ello, hay que establecer un seguimiento del cliente, atendiendo sus necesidades a lo largo de todo el proceso de venta, proceso que nos llevará tiempo, dedicación y en definitiva esfuerzo, pero que si realizamos correctamente nos abrirá las puertas del cielo comercial, o lo que es lo mismo, el corazón de nuestro cliente fidelizado. Porque de lo contrario, si no le mimamos, no le fidelizaremos y es mucho más fácil que nos sea infiel.