Sin clic no hay negocio
Cuando los medios tradicionales han dejado de tener el peso que tenían en décadas anteriores y la publicidad convencional baja el rendimiento de nuestras campañas, nos quedamos en lo que algunos autores llaman el “desamparo de las marcas”, una situación en la que la brecha marca-audiencia, producto-consumidor se hace cada vez más grande e insalvable.
De esta situación, nace la obsesión por buscar canales o vías alternativas para llegar al consumidor. Generar tráfico a nuestra web se convierte en la tabla de salvación de nuestros problemas. Localizamos influenciadores para que lleguen a hordas ingentes de tuiteros, instagramers, y facebuqueros que siguen, comparten y valoran las opiniones y contenidos que estos reyes de lo social publican a diario. Pero ¿qué hay de negocio detrás de todo esto?, ¿qué hay de aportación de valor a nuestra marca, a nuestros productos?, ¿qué grado de conexión dejan en nuestro balance?