Planificación de escenarios
Vicente Espert
Director Financiero | Sesderma
Cuando diseñamos una planificación es importante imaginar lo que puede ocurrir en el futuro. Plantearnos ¿qué pasará si todo sigue como hasta ahora? ¿Qué nos puede pasar en el peor de los casos, o en el mejor? O qué variables son más sensibles y nos interesa tener en cuenta.
Todas estas cuestiones nos permitirán tener una perspectiva de los elementos que inciden en los diferentes escenarios y contar con más elementos de juicio a la hora de elegir una estrategia determinada.
Para ello sería interesante contemplar tres escenarios diferentes: un realista, otro optimista y otro pesimista.
El escenario realista, tiene muchas probabilidades de que se cumpla. Es aquel en el que no deberían ocurrir sorpresas ni positivas ni negativas, por estar basado en circunstancias similares al pasado.
Este escenario estará sometido a un control presupuestario en el que se deben evitar las desviaciones y en caso de producirse intentar corregirlas, en el menor tiempo posible.
El escenario pesimista sería aquel en el que se contemplen eventualidades, si nos tuviéramos que enfrentar a una reducción del negocio, plantearnos qué es lo que ocurriría y cómo podríamos terminar el ejercicio.
Aunque no nos guste pensar en este tipo de situaciones, es importante que lo hagamos y pensemos en una situación negativa, ya que nos permitirá ser capaces de calcular los riesgos y estar preparados ante posibles adversidades.
En el escenario optimista, no se trata de fantasear pero sí de pensar en positivo con proyectos que ya tenemos o pueden surgir y tener una buena acogida en el mercado.
En este escenario debemos pensar en lo mejor que nos puede pasar y como actuar si esto sucede. Debemos anticiparnos y si ocurre este escenario, analizar el impacto de ventas, rentabilidad y costos para anticipar qué hacer en caso de encontrarnos con un escenario de este tipo.
Predecir el futuro no es sencillo, pero si planificamos distintos escenarios, nos permitirá combinar distintas variables para prever situaciones posibles, y de esta forma realizar una planificación flexible.