Cada emoción, importa
Eduardo Gismera
Escritor, consultor y profesor en ICADE
La gratitud, la empatía, la colaboración, la confianza y la paciencia son algunas de las emociones que sentimos en nuestro trabajo. Son una parte esencial en nuestra vida y nutren la llamada inteligencia emocional. Una inteligencia valiosísima que debemos potenciar en todos los eslabones de la cadena laboral. “Todos debemos ser conscientes de que sentimos las cosas que se producen en la organización”, explica Eduardo Gismera, profesor de ICADE, consultor y escritor, en el vídeo. Más allá de los números, los beneficios, los proyectos y las tareas, una organización se fundamenta en las personas. La energía que estas generan será determinante para el clima de la misma.
Si hablamos de emociones, cada empleado cuenta
El factor humano es determinante a la hora de captar talento, pero más aún a la hora de retenerlo. La suma de todas las emociones que se generan dentro del espacio de trabajo determina el clima de la organización. Por ejemplo, en una empresa liderada por tiranos, donde se impone la doctrina del miedo y la amenaza, el trabajador generará emociones negativas y se dará un clima laboral que invite a la fuga de talento.
La emoción y el líder
Los líderes son personas que influyen. El líder, en realidad, es aquel que vive en la brecha, es motivador y es emocional. ¿Estás pensando en tus jefes, responsables o directores? En realidad, ser líder no implica ser jefe, ni tiene que estar relacionado directamente con el cargo que se desempeña. En realidad, todos somos líderes, porque somos irrepetibles. Somos líderes porque es en nuestros actos donde guardamos lo que realmente somos y es ahí donde reside el liderazgo: en la capacidad de elección, en la capacidad de expresar las emociones que sentimos de forma positiva y no al revés. Lo que nos hace líderes a cada uno de nosotros es, precisamente como explica Gismera, la capacidad de elegir que emoción manifestamos en cada momento, “escoger una emoción positiva frente a la otra, nos ayudará a estar mejor, a ser mejor”.
Porque, en definitiva, “Las emociones son una parte fundamental de nuestra organización y, por ende, de nuestra vida”.