¿Quién se ha llevado mi dato?
El dato es ya un elemento de valor comparable al de las materias primas. En la economía del futuro habrá dos perfiles de empresas: unas controlarán el dato y otras permanecerán supeditadas a las primeras
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El pasado año 2017, se conmemoró el veinte aniversario de la publicación del best seller de Spencer Johnson, ¿Quién se ha llevado mi queso? Mediante la fábula, este libro motivacional, nos contaba cómo debemos afrontar los cambios, marcando a una generación entera de ejecutivos en sus formas de gestionar los distintos procesos de transformación y cambio.
En estos 20 años, nuestro entorno ha sufrido grandes transformaciones en cuanto a la economía y la gestión empresarial. La globalización, la digitalización, la velocidad en la que ocurren las cosas han marcado este nuevo siglo en un contexto distinto al que conocíamos en esos tiempos finales del pasado siglo. Ahora, lo que antes considerábamos intangibles cada vez son más tangibles. Empresas como Google, Facebook, Amazon o la china Tencent, en 1998 ¿hubiesen sido miradas por los mercados como valores seguros? El entorno de las .com hubiese generado que estas compañías fuesen observadas como meras especuladoras y, muy probablemente, a pesar de controlar datos, convertidos en información o simplemente en usuarios, no habrían tenido en esos momentos en la economía el peso predominante que tienen actualmente.
El “dato” no es una materia como el oro o el petróleo y no tiene un valor definido como una moneda en comparación con otra. El dato, que aún no cotiza en un mercado, está a punto de ser, si no lo es ya, un elemento de valor comparable al de las materias primas o las monedas. El dato cotizará en los mercados, se comprará, se venderá, sus transacciones serán reguladas por las autoridades, sus precios serán vigilados y los más avariciosos los querrán acaparar y los más pobres tendrán difícil acceso a ellos. Aquellos países que controlen el dato serán más poderosos que aquellos que no puedan acceder a los mismos.
En esta fábula del futuro, al igual que los depósitos de queso del afamado libro de Spencer Johnson, los ciberdirectivos tendrán que buscar nuevos depósitos de datos, tendrán que tener cuidado con la forma en que lo hacen, tendrán que adaptarse al cambio y conocer que las materias primas, las monedas y todo lo que habíamos conocido hasta ahora como valores tangibles o seguros, dejando espacio a este valor que es el dato, que también es tangible y seguro.
Seremos generadores, transmisores y consumidores de datos, si no entendemos esta transformación no llegaremos a desarrollarnos. En la economía del futuro tendremos primordialmente dos perfiles de empresas. Unas que controlarán el dato y por tanto tendrán el control sobre la información, los usuarios, etc., en definitiva, sobre los mercados, y otras que estarán supeditadas a las primeras y que fabricarán productos, realizarán servicios y ofrecerán soluciones a usuarios finales, pero siempre pasando por la capacidad de control de usuarios, la información y mercados de las primeras.
Cuanto antes entendamos las Pymes esta situación, antes podremos reaccionar y prepararnos para competir en las próximas décadas.
Aún hay pequeños comercios emperrados en hacer su “Amazon” particular, muchos de ellos generalistas, pero sólo los de mercados de nicho, con un perfil diferencial e innovador sobrevivirán. El resto, más vale que se presten a ponerse en las manos de Amazon cuanto antes y conocer bien cómo mejorar sus ventas en este gigante.
También quedan pequeños medios de comunicación que tienen la intención de ser un diario generalista. Su información, esos datos que manejan para ganarse audiencia, cada día están más democratizados y se accede a ellos desde otros sitios, perdiendo así su valor. Google ya controla su información. Sólo los que tengan el dato, la información de un nicho concreto y especializado podrán salvarse ante los grandes medios.
Esta fábula del futuro, está cada día más cercana. Que no nos pase lo mismo que hace veinte años, que tengamos que preguntarnos, ¿quién se ha llevado mi dato? Adelantémonos a los cambios y fijemos las estrategias necesarias para adaptarnos lo antes posible a este entorno empresarial y de la economía.