No he conseguido los objetivos establecidos: ¿y ahora qué hago?
El deporte nos puede servir a veces para aprender como empresarios a afrontar derrotas en el terreno profesional.
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Tras la eliminación de España del Mundial de Rusia 2018, la selección tendrá que afrontar de la mejor manera posible la derrota. En la vida empresarial seguro que muchas veces los objetivos marcados no han sido alcanzados, y tras errar vienen las preguntas: ¿Qué es lo que ha fallado? ¿Cómo puedo mejorar?
Estamos en plena recta final del Mundial de Fútbol y poco a poco en el cuadro de eliminatorias van quedando menos selecciones. España fue eliminada en octavos frente a la anfitriona y todo el país se quedó decepcionado. Pero esto es fútbol, tan pronto estás tocando el cielo con la gloria de tu equipo, como maldiciendo a los demonios del infierno por su descalificación. ¿Nos creamos demasiadas expectativas? ¿Estaba el equipo en unas condiciones físicas y mentales óptimas?
La verdad es que unas horas antes del comienzo del mayor evento deportivo del año, la selección tuvo su primer imprevisto. Sin ni siquiera pisar el terreno de juego y poner en marcha el balón, llegó la primera crisis. La destitución del seleccionador nacional, Julen Lopetegui, pilló con el pie cambiado a los jugadores. A pocas horas del pistoletazo de salida del Mundial de Rusia, el conjunto español no se esperaba el despido de quien había sido el diseñador de la estrategia del equipo desde julio de 2016. ¿Cómo tomar las riendas entonces? Ese difícil papel le tocó a Fernando Hierro, alguien que a pesar de haber estado presente, como Director Técnico, no era el líder por derecho.
Definir los objetivos en función del rendimiento
Todos los equipos, ya sean deportivos o empresariales, necesitan la planificación de una estrategia para conseguir unos objetivos. El entrenador o director de una empresa/departamento, tendrá que tener la capacidad suficiente para sacar el máximo rendimiento posible de cada integrante del grupo de trabajo.
Según Hugo Serantes, Seleccionador Nacional de la Federación Española de Rugby, “muchas veces los objetivos nacen frustrados porque nos ponemos la meta muy alta. Y al contrario, cuando situamos los objetivos en una escala muy baja, nos aburren. Por eso, hay que estar en una zona de rendimiento, donde a veces nos los pongamos un poco por encima para crecer, y otras, un poco por debajo para conseguirlo”. Para Serantes, los objetivos se deben definir en función del rendimiento y no de los resultados.
Javier Gómez, coach y CEO del Grupo ASSER, comenta que, “hay que ser modestos y realistas, respecto a las expectativas, cuando marcamos un plan, independientemente del ámbito en el que nos movamos. Todo ello, por supuesto, sin dejar de ser ambiciosos”.
Pero esto no es un proceso lineal. Durante el transcurso del proyecto, habrá momentos con altibajos. Aquí jugará un papel fundamental la habilidad del jefe para saber motivar a su equipo y que no se produzcan abandonos.
La importancia del discurso motivacional
Después de no conseguir los objetivos marcados siempre es duro. Nadie se puede imaginar la sensación que se vivió en el vestuario de la Selección Española tras la derrota con Rusia. Esas sensaciones negativas son también las mismas en el ámbito empresarial, tras perder un cliente, o no haber facturado conforme a los objetivos preestablecidos.
En ese instante, mantener la calma y dar un discurso de motivación para apaciguar los desánimos, es mejor que empezar a acusarse los unos a los otros para ver qué ha fallado. De esta manera, Serantes, quien ha acompañado a muchos líderes en sus discursos, resalta el valor de las palabras, pero también del lenguaje no verbal, “no puedes decir una cosa que no sientes porque tus gestos no acompañarán a tus emociones”, añade.
Gómez, lo tiene claro: “Las palabras son la herramienta más poderosa del ser humano, pero pueden convertirse en una espada de doble filo; pueden crear el sueño más bello o hundirte en la miseria. El refuerzo positivo, la práctica del elogio sincero y las palabras con carga positiva, provocan una alta activación en nuestro cerebro. En este caso, el papel del líder es rotundo. No puedes motivar a los demás si tú no lo estás. Liderar es emocionar y esto no lo puedes hacer si no eres capaz de hacértelo a ti mismo primero”, analiza.
La clave de la motivación no aparece en los manuales, tampoco en Internet. Preguntarle a Google esta vez, no te va a servir de nada. Serantes, afirma que, “no hay mensajes tipo, ni fórmulas mágicas. Hay mensajes reales para personas únicas en momentos concretos”. Para argumentar esta afirmación, el seleccionador nacional de rugby nos pone un ejemplo con el piano: “Si las teclas del piano son los miembros de un equipo, el arte no es hacerlo sonar (eso lo hace cualquiera), sino tocar cada tecla en el momento y forma adecuada, para que suene buena música. Para hacerlo sonar bien es primordial conocer y saber el sonido único de cada tecla”.
Orientar hacia nuevos retos
¿Y ahora qué? Tras digerir y asimilar la derrota toca orientar al equipo hacia una nueva dirección y objetivos. ¿Se puede hablar de fracaso? Hugo Serantes, prefiere hablar de aprendizaje, “a veces se gana y otras se aprende”, expone. En esta misma línea se expresó Sergio Ramos, “si queréis pensar en fracaso sois libres de hacerlo. Nosotros preferimos pensar que es una nueva oportunidad para llorar, aprender, levantarse, crecer y seguir batallando”.
Por su parte, Gómez cree en la confianza en uno mismo y en la nómina emocional, como primordiales, poniendo un ejemplo en términos futbolísticos: “Si el míster colocara a Andrés Iniesta en la portería, con total probabilidad intentaría hacerlo lo mejor posible, pero estaría perdiendo sus verdaderas facultades como centrocampista. Para mí, esta es una de las claves, que cada miembro del equipo esté en el lugar adecuado en relación a su capacidad y talento natural. He conocido muchos casos en los que la persona no estaba en su demarcación laboral propia y los resultados, tanto en rendimiento como en motivación, dejaban mucho que desear. Y ese estado emocional, se contagia al equipo y clientes”.
Concluyendo, se puede decir que la motivación juega un rol esencial en el camino hacia nuevos retos. Será lo que haga avanzar al equipo y crear un grupo de personas alineadas a los objetivos comunes.