Los ‘Likes’ de tus redes sociales, auténticos generadores de placer
Somos esclavos de las sensaciones de bienestar que nos provoca cada interacción social que recibimos en nuestras redes sociales y, gracias al móvil, nos acompañan a todas partes.
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Todos sabemos cuánto nos ha cambiado la incorporación de la tecnología; nuestra calidad de vida ha mejorado, al igual que nuestra forma de comprar pero, sin duda, nuestra forma de comunicarnos se ha visto especialmente alterada. No es extraño que en un futuro no muy lejano, ya no recordemos aquellos tiempos en los que una mirada, una sonrisa, un apretón de manos o una simple nota escrita a mano, decían mucho más que todos los whatsapp del mundo juntos.
El exceso de conexión al móvil hace que generemos muros invisibles a la hora de comunicarnos y, sin darnos cuenta, pasemos más horas conectados que compartiendo experiencias reales, leyendo un libro o viendo una película. Un reciente estudio realizado por tiendeo confirma que pasaremos en vacaciones más de dos horas y media ‘colgados’ del smartphone. Las consultas se centrarán en su mayoría en las redes sociales, con una media de 46 minutos al día, y en las aplicaciones de mensajería instantánea, con 55 minutos al día. En total, el 80% de los españoles consultará el móvil durante sus viajes vacacionales. Da igual la edad, el sexo o la clase social: somos esclavos de las sensaciones de bienestar que nos provoca cada interacción social que recibimos en nuestras redes sociales y, gracias al móvil, nos acompañan a todas partes.
¿Qué es lo que nos motiva tanto de las redes sociales?
Para entender mejor qué sucede en nuestro cerebro cuando usamos las redes sociales podemos apelar a la psicología y, en concreto, al psicólogo y filósofo Burrhus Frederic Skinner, cuya obra se centró en explicar la conducta humana, la cual nos sirve para entender por qué vivimos enganchados al móvil y pendientes constantemente de las redes.
La teoría de Skinner dice que la conducta está conformada por sus propias consecuencias, es decir, hacemos lo que nos rinde o retribuye, y nos abstenemos de hacer aquello que no nos da ninguna recompensa. Por eso, ejecutamos una u otra conducta en función de la recompensa que obtengamos. Por lo tanto, nuestro comportamiento para con las redes se entiende mejor gracias a lo que viene a decirnos Skinner y nos sirve para entender por qué nos sentimos tan atraídos por las redes sociales, y lo que en ellas sucede.
‘Likeaholics’
Es muy adictivo. El sujeto da ‘me gustas’ a diestro y siniestro sin saber quiénes de esos agraciados con su ‘like’ le corresponderán con la misma respuesta cuando sea él quien suba una foto a Instagram o Facebook. Cuanto más lo hagamos más probabilidades de obtener la recompensa tendremos, en este caso el ‘like’, y más tiempo pasaremos conectados en ellas. Esta premisa, nos motiva para seguir desarrollando la conducta en repetidas ocasiones. En psicología se llama programa de reforzamiento variable y el código que se establece es claro: si yo te gusto tú me gustas, nos gustamos. Esto genera una cómoda sensación de bienestar, libera endorfinas, aumenta nuestra actividad cerebral y, en definitiva, genera placer. Un placer distinto a los demás placeres cotidianos, no solo nos provoca satisfacción, alimenta el ego, sino que también nos hace saber que somos aceptados en el grupo, que pertenecemos a él. De esta manera, cumple con una de las primeras máximas del comportamiento humano como ser social por naturaleza, el sentido de pertenencia al grupo.
Además, otro de los factores con los que juegan es el sentido de la novedad. Los desarrolladores que se encuentran detrás de estas redes, no dejan de introducir cambios y mejoras que provocan en el usuario un constante deseo de descubrimiento y una constante sensación de necesidad por descubrir lo nuevo.
Por lo tanto, no rendirse al placer que genera el apetecible cóctel de sensaciones que provocan las redes sociales es una tarea titánica, que en los tiempos que corren casi nadie consigue resistir.