Líder rico, líder pobre
En todas las empresas hay Líderes Ricos y Líderes Pobres, hagamos lo posible por dar visibilidad y encumbrar a los primeros.
|
Solo la generación X y anteriores recordarán la mítica serie de TV de mediados de los ´70 Hombre Rico, Hombre Pobre. Fueron 12 episodios que cautivaron, gracias fundamentalmente a la profundidad de los personajes, a millones de espectadores en todo el mundo. Los premios (4 premios Emmy y otros 4 Globos de Oro), las audiencias, pero sobre todo el calado social que tuvieron algunos personajes, en España “Falconetti” alcanzó el status de “genérico de la maldad”, hicieron que todos estuviésemos pegados a la televisión los miércoles por la noche para ver cada capítulo.
Un inspirador juego de palabras
Más allá de la serie, el título, que vincula con un sustantivo dos antónimos, casi en un juego de palabras, resultó muy convincente e inspirador para un gran número de autores. Muchos de ellos titularon sus libros, columnas de opinión o artículos en periódicos usando ese mismo formato con el que presentaban dos opciones contrapuestas, dos realidades enfrentadas o dos formas de entender una realidad.
De esta manera, nos encontramos con el famoso libro “Padre Rico, Padre Pobre” un canto a los conceptos de Libertad Financiera, alabado por algunos y muy criticado por la mayoría, debido a sus banalidades y poco fundadas teorías.
Metáfora sobre el liderazgo
Como dice una compañera mía, en muchas ocasiones “la forma determina el fondo” y en este caso la forma de los adjetivos, su simpleza Rico y Pobre, ofrecen una preciosa metáfora sobre el trasfondo del liderazgo.
¿Líder rico?
Un Líder Rico es claramente una alusión a la gran cantidad de emociones positivas de terceros que es capaz de acumular. Es Rico en humildad y en solidaridad con aquellos que le han nombrado líder (recordemos que los líderes no se autoproclaman, sino que son elegidos), acumulando y repartiendo alabanzas al trabajo, al esfuerzo y los méritos de los demás, siendo el impulsor de todos esos logros, pero manteniendo un equilibrio y sabiendo cuando debe liderar desde las trincheras o cuando salir a primera línea de fuego. Un Líder se enriquece de los reconocimientos recibidos, cuando estos son proclamados de una manera libre, sincera y honesta, huyendo siempre de la autocomplacencia que el Líder Pobre utiliza para intentar conseguir un liderazgo que no le pertenece.
¿Líder pobre?
En contraposición, un Líder Pobre defenderá sus logros y los expondrá de manera notoria al resto esperando que llegue el aplauso tan necesitado para sobrellevar su pobreza emocional. Un Líder Pobre, además, pone “en autovalor” logros de terceros, dejando a un lado su verdadera función que es la de impulsar a sus equipos para empoderarlos más allá de sus limitaciones. Un Líder Pobre, fácilmente, se convertirá en un pequeño dictador caprichoso que busque su beneficio y notoriedad por encima del negocio o de las opiniones del resto. En definitiva, un Líder Pobre es cualquier cosa menos un Líder, salvo para aquellos que tiene a su alrededor y que, quién sabe por qué razones, le estiran la alfombra para que acomode su pies sobre ella.
¿Y tú quién eres?
En todas las empresas hay Líderes Ricos y Líderes Pobres, hagamos lo posible por dar visibilidad y encumbrar a los primeros, ya que los segundos desaparecerán o, si son medianamente inteligentes, se darán cuenta de lo que realmente tiene valor en esta vida: las personas.
Hoy nuestro deber (mi deber) es apoyar a ese Líder Rico que está demostrando su entrega en momentos complicados y quitar valor y poder a cualquier “Falconetti” que intente beneficiarse del esfuerzo colectivo.