Evita que tu nuevo modelo de negocio dé un “patinazo”
Con la reciente prohibición de los patines eléctricos se plantean dos cuestiones a tener en cuenta a la hora de emprender un negocio innovador: el cumplimiento normativo y los llamados riesgos políticos.
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Si innovamos, si somos capaces de ser creativos y nos adelantamos en nuestro modelo de negocio a las necesidades de los usuarios, las posibilidades de éxito se multiplican. Un negocio innovador tendrá más posibilidades de salir adelante que si optamos por reproducir modelos tradicionales, entrando en mercados maduros y de alta competencia. Las afirmaciones anteriores deberían ser una máxima, pero los riesgos exógenos, -los que afectan a la esencia de nuestro modelo de negocio-, tienen mucho más peso que nuestra innovación y creatividad.
A la hora de emprender una nueva actividad o negocio nos enfrentamos a innumerables riesgos, pero, hay dos que pesan más, son los basados en el cumplimiento normativo y los llamados riesgos políticos.Para evitar “el patinazo”, voy a poner el ejemplo de los patines eléctricos, que creo, será fácil de entender.
La irrupción en las grandes ciudades de elementos de transporte personal que faciliten la movilidad no ha sucedido hace dos días. Bicicletas sin motor o eléctricas, ciclomotores, micro coches eléctricos e incluso los patines eléctricos o sin motor llevan años irrumpiendo en las grandes capitales de todo el mundo. La demanda de los usuarios es evidente, cumple además una función social al hacer bajar los índices de contaminación ambiental y facilitan a ciudadanos y turistas, un modelo de movilidad económico y ágil. Cualquier idea de negocio que esté innovando en este entorno, mejore los canales de distribución de estos elementos de movilidad por las ciudades y consiga abaratar el coste de disfrute temporal a los usuarios deberían ser modelos de negocio de éxito.
¿A qué riesgos nos enfrentamos?
Pero aquí nos encontramos con los riesgos, que normalmente no ponemos en el DAFO que realizamos de nuestro modelo, en el que las amenazas no suelen tener tanto peso como las oportunidades y las fortalezas.
Tres días después de la puesta en marcha de “Madrid Central”, el Ayuntamiento de Madrid ha dado un plazo de tres días a tres empresas de alquiler de patinetes eléctricos en Madrid, para que retiren todos los estacionados en las calles. El pasado 5 de octubre, el pleno del Ayuntamiento de Madrid aprobó la Ordenanza de Movilidad Sostenible que regula el uso de los llamados vehículos de movilidad urbana (VMU), en el que se incluyen estos patines eléctricos.
Más o menos clara, más o menos desarrollada la normativa es la que es. Puede que sea tardía en su publicación, pero esto no justifica en ningún caso que aquellos que montaron negocios basados en el alquiler de estos VMU, no tuvieran muy en cuenta en su modelo de negocio los riesgos que entrañaba la normativa de obligado cumplimiento y la capacidad de las administraciones para hacer valer las leyes y normas que estos realicen y desarrollen aun cuando puedan ser antojos o no sean coherentes con otras normas publicadas en materia de movilidad.
Estas empresas de alquiler de los VMU, al igual que las de alquiler de ciclomotores, bicicletas, etc., que están proliferando como setas en las grandes ciudades deberán estar en una permanente revisión del cumplimiento de normas de los municipios donde se asienten. El riesgo de tener que enfrentarse a unos cambios de criterio político en materia de movilidad urbana cada cierto tiempo, exigirá la revisión del modelo de negocio en cuanto a sus costes y formas de crear ingresos.
¿Qué debemos tener en cuenta?
Para no hacer patinar a nuestro modelo de negocio debemos preocuparnos de algunos aspectos fundamentales: el compliance gana peso en los modelos de negocio. Ahora tendríamos que sumar el trabajo de definir distintos escenarios de negocio, en función de cuáles pueden ser las decisiones que puedan los gobiernos regionales, municipales o estatales actuales o futuros.
Ya estamos viendo como los cambios normativos pueden hacer peligrar nuevos modelos de negocio. Por ejemplo, la mayor amenaza de las plataformas de VTC no está en su propio negocio, exitoso y de gran aceptación entre los usuarios, ni está previsto que pueda peligrar por una proliferación descontrolada de actores de idénticas características en el mercado, generando una alta competencia. El verdadero peligro de los VTC está en la capacidad que se otorga a Comunidades Autónomas y hasta Ayuntamientos para legislar y dotar de normas su posible expansión y desarrollo, o incluso la prohibición de competir en libre mercado, con colectivos que presionen a estos legisladores, como pueden ser los taxistas.
Será muy difícil predecir que harán los políticos, pero al igual que es fundamental para los negocios investigar y estudiar el posible comportamiento de los consumidores, tendremos que empezar a estudiar los posibles comportamientos de los políticos, aunque nos de mucha pereza.