Consejos para superar el síndrome del impostor
¿Alguna vez te has sentido incapaz de creerte tus logros? ¿Qué realmente no sabes hacer tu trabajo y que cualquiera podría hacerlo como tú o incluso mejor?. Si esto te sucede podrías estar sufriendo lo que se denomina “el síndrome del impostor”.
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La sensación constante de ser un fraude. Así se siente quien sufre el denominado síndrome del impostor. Ante un ascenso en el trabajo, una felicitación por un exitoso proyecto, un reconocimiento por el trabajo diario, la concesión de un premio o un simple elogio…. no termina nunca de creerse merecedor del mismo. Sentir, en definitiva, que no te corresponde y que no eres suficientemente bueno para ello.
“El síndrome del impostor o del fraude es un autosabotaje interior que experimentan muchas personas sin ni siquiera saberlo”. Se trata de un fenómeno mucho más frecuente de lo que pensamos, y que casi seguro muchas personas sienten, no una, sino muchas veces en su vida profesional.
No pasa nada, es bastante normal. De hecho, según un artículo de BBC NEWS, se estima que siete de cada diez personas, lo que viene a ser el 70 % de ellas lo han sufrido en algún momento de su vida. Y lo más interesante, es que es algo que no solo pueden experimentar las personas exitosas, aunque estas sean las que más lo sufren. Pero eso, no lo hace menos dañino para la confianza y carrera de quienes lo sufren y padecen.
Qué es el Síndrome del Impostor
Ahora bien, ¿sabemos lo que es realmente el Síndrome del Impostor y lo que implica? Este síndrome, también llamado síndrome del fraude, “es un trastorno psicológico que hace dudar de las capacidades propias a quien lo padece. Alguien con síndrome del impostor no reconocerá sus logros, tendrá un desgaste anímico y eventualmente verá afectada su productividad en el trabajo y aumentará su estrés a niveles muy elevados”. Según el libro The Secret Thoughts of Successful Women de la Dra. Valerie Young, una experta internacional en el síndrome del impostor, “si bien el síndrome del impostor no es exclusivo de las mujeres, es más probable que agonicen por pequeños errores y se culpen a sí mismas por el fracaso, ven incluso la crítica constructiva como evidencia de sus deficiencias; y atribuir sus logros a la suerte en lugar de la habilidad. Cuando tienen éxito, piensan “Phew, los engañé de nuevo”.
Por ello, quienes se sienten “impostores” o “un fraude”, ya sean hombres, mujeres, estudiantes, empresarios, artistas…rechazan cualquier éxito que hayan logrado, y lo atribuyen a un factor externo, como puede ser la suerte o el azar, o por estar en el lugar y el momento adecuados, y a lo que es peor, al hecho de “haber engañado a otros al hacerles creer que son más inteligentes y capaces de lo que en realidad son”. Se sienten como una farsa, una falsificación y un fraude. Como resultado de ello, las personas que lo padecen viven con el miedo a que los demás se den cuenta y descubran “su engaño” o que les “desenmascaren”.
En definitiva, según la autora del libro “cómo superar el síndrome del impostor”, Aida Baida Gil, las personas que sufren este síndrome, “tienen la sensación de no estar nunca a la altura, de no ser lo suficientemente buenos, competentes o capaces, de ser impostores”. De hecho, grandes personalidades o artistas internacionales como las actrices Michelle Pfeifer y Kate Winslett, la cantante Ellie Goulding, Michelle Obama o Neil Armstrong, entre otros muchos, se han tenido que enfrentar en algún momento de su vida a este síndrome.
Causas y síntomas del síndrome
Hay quienes piensan que este síndrome tiene sus bases en el miedo a perder el control y arriesgar, en el propio Ego, que suele ser como nuestro “Pepito Grillo”, diciéndonos al oído que no salgamos de nuestra zona de confort, que no nos expongas a lo nuevo, y que estamos bien tal y como estamos. Este normalmente viene ligado perfeccionismo y el alto nivel de autoexigencia de la persona que lo padece, una característica que suele potenciar este síndrome. Según la psicóloga sanitaria Lucía Feito, del Instituto Psicológico Claritas, “las personas que son perfeccionistas en exceso y que nunca consideran un trabajo suyo bien hecho lo tienen más fácil para sufrir el síndrome del impostor; si uno nunca está satisfecho con lo que hace, es muy difícil que pueda considerarse merecedor de las recompensas”.
Por otra parte, cuando hablamos del síndrome del impostor, es importante destacar que la Asociación Española de Psicología Clínica y Psicopatología (AECP) y varios expertos, entre otros, lo relacionan con el “pesimismo defensivo o pesimismo patológico”; expertos como la doctora Feito y Evaristo Fernández, profesor de Psicología Diferencial de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), hacen referencia a los pesimistas defensivos como “las personas que dudan de sus habilidades, tienen bajas expectativas de los resultados y un gran miedo al fracaso, tal y como expone el psicólogo en un reportaje de la BBC. “Todas esas sensaciones pueden llevar a quien las siente a sufrir ansiedad, problemas de sueño, baja autoestima o frustración”.
Otra causa más del síndrome, y de hecho de las más importantes, según la psicóloga Pauline Rose Clance es el sentido de inseguridad. Afirma que “algunas de esas causas son internas (baja autoestima y falta de autoconfianza) y otras externas (patrones familiares, estereotipos y diferencias salariales); la mayoría de los estudios que avalan estas afirmaciones fueron llevados a cabo en mujeres trabajadoras durante los años 70 del pasado siglo, década en la que el sexo femenino comenzaba a conquistar puestos de responsabilidad tanto a nivel laboral como social. Hoy en día, el síndrome puede extenderse a ambos sexos ya que (aunque lejos de ser inexistente) la brecha entre hombres y mujeres cada vez es menor en cuanto a patrones familiares, estereotipos sociales y diferencias salariales”.
Por último, expertos como la Dra. Feito analiza que uno de los orígenes del síndrome puede encontrarse en la infancia y el género, “aquellos niños a los que se les ha exigido mucha perfección, o a los que se les ha valorado más por lo que han conseguido que por lo que son tenderían más que otros a generar este tipo de trastornos”. Por otro lado, aunque son tanto hombres como mujeres los que lo padecen, según la doctora estas últimas pueden acusar los desniveles salariales o las diferencias de géneros estructurales”.
Consejos para afrontar el síndrome
- Habla sobre lo que te hace sufrir, reconoce tus pensamientos negativos y trabaja para cambiarlos es un primer paso para combatirlo. Enfócate en renunciar a los malos hábitos y entrena el hecho de ver las cosas con otra perspectiva
- Despréndete del ego, y asumir que nadie es perfecto, y que por tanto, tú no tienes que serlo. Deja ir a tu perfeccionista interior, toma riesgos y sé amable contigo mismo.
- Nunca te compares con los demás, “cuando te compares recuerda que tu mente siempre se va a comparar o con la idealización de alguien o con clichés irreales”
- “Acepta que has tenido que ver en tus éxitos, permite que las felicitaciones, los feedbacks positivos y los halagos aparezcan sin excusarte o restarle valor”
- Enfrentarse a la situación de parálisis y pasa a la acción, eso te ayudará a demostrar que no eres un fraude