Cómo sacarle partido al potencial que llevas dentro
¿Sacamos partido a nuestro potencial? ¿Somos inflexibles y hemos creado rutinas que matan la creatividad y la felicidad de las personas y por tanto la productividad de las empresas?
|
En la sociedad actual queda claro que urge ser más proactivo y creativo. Las empresas necesitan potenciar una actitud diferente, tanto en los empleados como en los directivos.
Durante mucho tiempo, se ha estado hablando de la necesidad de realizar un liderazgo efectivo de forma diferente. Necesitamos líderes que tengan unos valores claros y que sus objetivos estén bien definidos. Porque “líder” significa, sobre todo, ser ejemplo e inspirar al resto una actitud más proactiva y creativa. Los buenos referentes son capaces de sustraer aprendizaje de cada experiencia y están implicados en lo que hacen aportando ganas y entusiasmo. Y eso, se consigue con trabajadores y jefes felices.
¿Cómo podemos conseguir mayores cotas de felicidad en las empresas?
El deporte es el mayor antidepresivo y ansiolítico natural que tenemos a nuestra disposición, así como realizar una correcta alimentación y concienciarnos sobre la gestión del tiempo. Se tiene que tomar conciencia de que por tener jornadas de ocho horas diarias no se es más eficaz. Que el compromiso con la empresa y la empresa con el trabajador vaya más allá de unas normas inflexibles. Ambos se necesitan. Una empresa sin personas no puede existir ni funcionar. Una persona sin un trabajo, sin sentirse útil laboralmente, sin servir de algún modo a la sociedad, tampoco puede ser feliz. Por lo que teniendo en cuenta que somos inter-dependientes, es fundamental atender a la dinámica de empresa- trabajador que vayamos a crear. Es necesario disponer de tiempo para cuidar nuestro ser, para conectar y fortalecer nuestro interior, para relacionarnos con amigos como seres sociales que somos y cultivar también nuestra red de apoyos. De ahí que deberíamos fomentar mucho más el saldo emocional en las empresas y la conciliación del mundo laboral y familiar.
Sin personas no hay empresas. Sin personas felices no hay empresas productivas. Sin empresas productivas no hay personas felices. Todo lo que nos sucede en nuestra vida personal repercute en el mundo laboral y todo lo que nos sucede en el trabajo tiene consecuencias en nuestra vida personal. En realidad, está bien diferenciar ambas áreas porque los seres humanos aprendemos por etiquetas y distinciones, pero cabría luego tener una visión global y comprender que ambas dimensiones de la vida de una persona van interconectadas. No son dimensiones que puedan funcionar durante mucho tiempo de forma separada.
¿Cuestión de actitud?
Además, necesitamos trabajadores con una actitud más intraemprendedora, trabajando en común para una causa, disponiendo de una actitud de búsqueda activa de soluciones creativas. Se necesita ser cada vez más creativos por la sociedad global que hemos creado y la cantidad de competencia. Ya no es una opción, es una necesidad. Urge. Y porque es el único modo de ser más productivos y añadir un valor diferencial a la empresa. De esta forma, dispondremos luego de mayor tiempo de calidad en nuestra vida personal, donde por cierto, podremos seguir potenciando la búsqueda de soluciones en el trabajo, pero de un modo más sináctico y en un entorno más inspirador, donde podamos cambiar la visión y ampliar las posibilidades de crear alternativas.
Muchas veces, nuestro cerebro sigue alerta, aun cuando no estamos explícitamente trabajando; pero sí que sigue conectado a la búsqueda de posibles soluciones pendientes. Así pues, si estamos en otro ambiente, podemos incrementar las posibilidades de éxito en la búsqueda de soluciones. Aunque parezca lo contrario, a veces sólo necesitamos salir de nuestra rutina laboral, de nuestro entorno más cercano, ponernos una canción inspiradora, pasear por un envolvente paraje natural, aprovechar los rayos del sol o sentarnos junto al mar y perdernos en un estado de fluidez que nos permita ser más innovadores y originales, para que la inspiración surja de un modo mucho más creativo.
Pero cabe abrir una reflexión, ¿sabemos sacarle partido hoy en día a toda la potencia que dispone nuestra mente? ¿Somos demasiado inflexibles y hemos creado rutinas que matan la creatividad y la felicidad de las personas y por tanto la productividad de las empresas?
Estos años de transición, cambio y crisis, merecen que analicemos si las dinámicas que adoptamos anteriormente nos sirven en el momento actual o nos obligan a que nos planteemos sistemas empresariales diferentes, nuevos modos de liderar y de entender los puestos de trabajo, de cultivar, por tanto, valores como el compromiso, la implicación, la satisfacción y la felicidad personal.