Cómo centrar la mente en el trabajo tras las vacaciones
Has vuelto de las vacaciones y estás irascible, desconcertado, te cuesta dormir e incluso ves alterada tu alimentación. ¡Cuidado! Tenemos que decirte que sufres el síndrome post-vacacional
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Se acabó. Una vez más, las vacaciones llegaron a su fin. Es hora de regresar a la rutina: horarios, tuppers, atascos… la escena habitual tras la vuelta se repite, pero no todo el mundo es capaz de adaptarse de la misma manera. La primera conversación con tus compañeros de trabajo es; ¡Qué rápido se han pasado las vacaciones! ¡Voladas! ¡Qué depresión!
Por eso, hablamos con dos psicólogos acerca del conocido síndrome post-vacacional para ayudarte a superar la costosa vuelta a la realidad.
El síndrome post-vacacional
Muchas personas tras la vuelta de la desconexión estival sufren el síndrome post-vacacional. En palabras de Sergio García, psicólogo, “la gente lo llama depresión post-vacacional pero en realidad es un síndrome porque no llega a ser una enfermedad y tiene diferentes matices de intensidad”. Por su parte, Aglae Ganuza Parisot, psicóloga y terapeuta Gestalt, dice que: “tiene una duración de entre dos y tres semanas. Si se extendiera más en el tiempo hablaríamos de un cuadro ansioso”, argumenta. Cuando le preguntamos cuáles son los síntomas, Sergio los enumera: “te encuentras más irascible, desconcertado, nos cuesta conciliar el sueño y la alimentación puede verse alterada teniendo más o menos ganas de comer”. Aglae añade, “estrés, palpitaciones, sudoración, ansiedad, cambios de humor y tristeza”.
“El hecho de estar en un trabajo que no te agrade o satisfaga, las malas relaciones con los compañeros o el jefe, influye negativamente. El vivir en una ciudad con ritmo estresante también puede ser otro factor influyente por el tráfico y transporte, es menos probable padecer este síndrome en pequeñas urbes y sobre todo si la persona desarrolla su creatividad en su profesión. Las mujeres tienen más probabilidades de sufrir este síndrome si le sumas la carga familiar de organización de los hijos, pues suele recaer en ella esta responsabilidad”, manifiesta Ganuza.
Según García, esto ocurre porque, “nos sentimos emocionalmente secuestrados por lo que han sido nuestras vacaciones y nos cuesta volver a los compromisos, obligaciones y horarios establecidos”, explica. Pero… ¿cómo se puede combatir? “Hay que centrarse en el aquí y en el ahora. Es el momento de centrarse en los objetivos diarios. No hay que vivir un drama porque se hayan terminado las vacaciones, aún nos quedan los fines de semanas. La clave está en pensar y elaborar nuevas situaciones de descanso sin obviar las obligaciones del trabajo. Los nostálgicos son más propensos a agilizar este síndrome ya que se centran más en el pasado que en el presente y tienden a idealizar las vacaciones”, argumenta García.
Para Aglae, “es aconsejable empezar la actividad profesional poco a poco, sin gran intensidad y regresar unos días antes de las vacaciones para ir ambientándose. Tener buenos hábitos de sueño, por ejemplo, una semana antes ir acostándose antes para que luego no cueste tanto madrugar. Los sectores donde las personas no tengan formación profesional y por ende posibilidades más reducidas de elegir un empleo son los más propensos a padecer este síndrome”, declara.
Necesidad de volver a la rutina
En el otro lado de la balanza se encuentran los que necesitan volver a la rutina. Les aburre estar tanto tiempo sin hacer nada, relajados, sin compromisos ni obligaciones y sienten el deber de restablecer el orden. Este comportamiento no está catalogado bajo ningún nombre clínico. Sergio García expone los motivos: “el trabajo te lleva a un horario, a tener una rutina y unas seguridades. Entras dentro del circuito productivo. Ese orden nos lleva a pensar mejor y saber quiénes somos”.
Generalmente, esto les ocurre más a los empresarios. “A mayor grado de responsabilidad es más difícil desconectar completamente con los compromisos necesarios, pero sí que se puede delegar para resolver alguna de la toma de decisiones. La relajación mental es fundamental para crecer laboralmente”, apunta García. “A muchas personas el empleo es lo único que les da identidad y seguridad, y fuera de ese ámbito no saben cómo desenvolverse. Y también existe la persona que se siente realizada en el trabajo y desarrolla su creatividad y su potencial, lo cual le genera una actitud positiva”, expone la psicóloga.
Si te encuentras dentro de este grupo Aglae sugiere la posibilidad de, “desconectar de redes sociales y teléfonos. Leer libros que durante el año sean imposibles de leer. Estar en contacto con la naturaleza o con algo que le apasione y especialmente consigo mismo. Y sobre todo, contacto con las personas que aprecies”.
¿Has logrado desconectar?
Aunque reincorporarse a la jornada laboral suponga mayor o menor esfuerzo, lo más importante del periodo vacacional es haber desconectado y descansado. Estas son un derecho obligatorio que queda recogido en el artículo 38 del Estatuto de los Trabajadores. El objetivo es que reduzcas el estrés, mejores tu estado de ánimo y vuelvas con las pilas cargadas y lleno de energía, sin olvidarnos de la relevancia que juega el papel de la motivación en el trabajo y el cumplimiento de los objetivos. El periodo vacacional debe servir para encontrarnos a nosotros mismos y dedicar más tiempo a reflexionar de forma pausa y sosegada.