Anticipación: la clave para aminorar una crisis
El ejercicio para anticiparnos a problemas futuros es sencillo: observar, comprender y aprender. Para ello debemos poner a trabajar nuestra imaginación. La pregunta clave es “¿Qué pasaría si…?”
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La ciencia ficción es pionera cuando hablamos de viajes en el tiempo. Se han representado de distintas maneras: en DeLorean, jacuzzis, relojes, brechas espacio-temporales… y han supuesto diferentes paradojas. Por mucho que nos imaginemos, según la ciencia que conocemos ahora, los viajes al pasado son imposibles y los “viajes” al futuro son demasiado complicados. Pero, aunque no podamos transportarnos a otras épocas sí hay posibilidad de regresar al futuro y volver al pasado.
En cualquier organización se tienen que tener en cuenta estos aspectos para poder optimizar el funcionamiento y los recursos.
Volver al pasado
Hace tiempo, en la serie South Park crearon al Capitan “A posteriori”, una divertida parodia de aquella persona que siempre encuentra las soluciones después de que pase el problema. Esto es gracias al llamado sesgo de retrospectiva.
¿Qué es este sesgo?
El sesgo (o prejuicio) de retrospectiva ocurre cuando damos una explicación a un suceso una vez ha pasado. Esto está relacionado con la forma de recordar del ser humano. Se ha demostrado que nuestra memoria no almacena los recuerdos tal y como sucedieron, sino que está supeditada a nuestro estado de ánimo, la forma en la que nos piden recordar y la información que poseemos a la hora de recordar.
¿Por qué actúa este sesgo de retrospectiva?
Una de las principales razones es la información que se tienen de los sucesos una vez que pasan. Es obvio que antes de que pase algo improbable no tenemos conocimiento, mientras que una vez que ha pasado ya sabemos de qué se trata.
Otra de las razones es la necesidad que tiene nuestro cerebro de dar una explicación lógica a todo lo que nos rodea. Si algo ha pasado, obligatoriamente debe tener una explicación lógica, una serie de pasos, un proceso que lo defina.
Si sumamos estos dos factores encontramos un tercero: la narración. Tenemos que contarnos una historia para lograr entender nuestro entorno.
Lo que en ocasiones parece una justificación de los errores no es más que la necesidad de comprenderlos y darles una explicación.
Regreso al futuro
No hablamos de Marty McFly, Doc y su DeLorean, sino de evitar (o al menos intentarlo) crisis futuras. En un principio parece algo imposible, pero no. Si comprendemos el sesgo de retrospectiva, aprendemos de nuestros fallos y observamos el entorno y los problemas a los que se han enfrentado los demás, podremos minimizar los nuestros.
Así, el ejercicio para evitar problemas futuros es sencillo: observar, comprender y aprender. Ahora bien, la sencillez del ejercicio se contrapone a la dificultad que conlleva situarnos varios pasos por delante.
Para poder llevar a cabo esta tarea debemos poner a trabajar nuestra imaginación. La pregunta clave es “¿Qué pasaría si…?” y a continuación diseñar un plan que, a lo mejor no evita nada, pero sí reduce los efectos que se pueden producir. La anticipación es clave en cualquier crisis. Tendremos que planificar una estrategia de contención hasta para casos que nos parezcan extraños e improbables. Es preferible pecar de precavido que chocarnos contra el problema una vez aparezca.
En definitiva, deberemos adivinar el pasado, planear en el presente y anticiparnos al futuro.