5 cosas que las empresas analizaremos de forma diferente después del COVID19
Cinco las cuestiones que las empresas tendrán que analizar después de esta crisis sanitaria, social y económica que ha provocado la COVID19.
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Seguro que son muchas más de cinco Pero, estas 5 estarán entre las prioridades de muchas empresas, pues de ellas dependerá, ya no el sobrepasar esta crisis, sino estar preparadas para la siguiente.
1. Nuestro DAFO en su necesaria revisión después del COVID19
Cuando analizábamos nuestras posibilidades para implantar una actividad empresarial, siempre lo hacíamos basándonos en los modelos de análisis DAFO, debilidades, amenazas, fortalezas y oportunidades. Después de una crisis como esta, tendremos que hacer un reset de nuestro negocio y hacer un nuevo DAFO.
Siempre enfocábamos las amenazas desde el punto de vista de la competencia y los riesgos. Estos últimos evidenciaban siempre el riesgo posible que tenía nuestro modelo de negocio, dando más importancia a los riesgos de mercado, de producción de la actividad, que al riesgo de contingencias que paralizaran nuestro modelo. Nos basábamos en la experiencia de estabilidad social y de salubridad que vivíamos.
Ahora, en la matriz DAFO, entrará una variable de riesgos para la que es difícil prepararse pero que tiene que estar contemplada, “el riesgo de una Pandemia”. Estoy seguro de que sectores de actividad ligados a las grandes concentraciones y movimiento de personas, turismo, ocio, deporte profesional, transporte de pasajeros, etc., en sus análisis contemplaban esta posible amenaza de forma descriptiva en sus planes de negocio, ¿pero estaban preocupados y preparados para esa amenaza?
Si examinamos lo que estamos viviendo, cuando todo el mundo dice que nadie estaba preparado para algo así, solo nos queda ponernos en acción para prepararnos para el próximo “algo así”.
Tendremos que verificar que nuestras estructuras financieras, nuestra flexibilidad en las estructuras y nuestra capacidad de hibernación temporal, están bien reflexionadas en el análisis de nuestro negocio.
2. El valor de nuestra empresa
En la valoración de nuestras compañías siempre han sido varios planos, más o menos fijos de la escena en la que nos movíamos. Después de esta pandemia el valor de nuestra compañía será un plano secuencia, que nos recordará al del comienzo de la película “La La Land”, en el que, sin cambiar de cámara, recorreremos la acción trepidante que sucede a nuestro alrededor.
Tomemos el ejemplo de las líneas aéreas para entender que el valor de una empresa ya no estará en sus activos, su cuota de mercado u otras variables. Ahora, lo primero que se analizará como valor será la escasa garantía de continuidad de negocio. Compañías aéreas con activos valorados en miles de millones de Euros, ¿sabríamos decir qué valor tienen hoy en día? ¿es real su valor bursátil?
Por eso tenemos que reflexionar en qué valor tiene nuestra compañía, sin pensar en valores estáticos y sí en valores dinámicos e intangibles, que en algunos casos no podemos tener control sobre su dinámica y el factor tiempo que le afecta.
El análisis de las empresas, tanto desde un punto de vista financiero como de su propio valor, que nos hacemos nosotros mismos y el que nos harán terceros para otorgarnos crédito, confiar en nuestra solvencia, etc., será diferente después la COVID19.
3. La prospección de los mercados
Cada vez que nos enfrentábamos a un proceso de crecimiento de nuestra actividad empresarial mirábamos en primer lugar la variable de mercado. Ganar cuota de mercado, bien buscando nichos, internacionalizándonos o cualquier otra actividad desarrollada para vender a más clientes nuestros productos o soluciones, era la vía de desarrollo para muchas empresas.
Para enfrentarnos a ese proceso de desarrollo solíamos realizar un análisis prospectando aquellos mercados en los que podríamos poner nuestra mirada para crecer. Ahora, el análisis de prospección de mercado, tendrá también que jugar con la variable COVID19, sumadas a otras que veníamos ya trabajando como dimensión del mercado, riesgo político, riesgos financieros, hábitos de consumo, etc.
Si focalizamos en la internacionalización, como una de las principales bazas para nuestro desarrollo, la complejidad que tomará este análisis prospectivo será especial. Saber que los sistemas sanitarios de los países a los que nos decidamos mover tienen recursos suficientes como para hacer frente a una pandemia. Conocer si el país o zona geográfica puede verse sacudido en mayor o menor medida por la crisis económica, que siempre conlleva una pandemia, en consecuencia, si la estructura económica de nuestro posible destino puede garantizar una minimización de nuestro riesgo.
Esta situación futura nos complicará ese análisis de prospección de mercados sin lugar a dudas y a las variables que hasta ahora trabajábamos tendremos que unir unas cuantas nuevas.
4. Nuestra capacidad de ser flexibles
Si la tendencia empresarial ya se basaba en estructuras lo más flexibles posibles ante el devenir de los mercados, la COVID19 producirá una auténtica revolución en la asunción del riesgo empresarial de recursos fijos. ¿Cómo compaginar las necesidades de las empresas empleadoras con las necesidades de sus empleados? Esta es la pregunta cuando nos enfrentamos a conceptos políticos y legislativos, restrictivos en flexibilidad laboral y una necesidad de demanda por parte de los empleados en una mayor estabilidad laboral.
Analizar cómo dotar de estructura flexible a las empresas asumiendo al tiempo el reto de la estabilidad laboral es muy complejo. La precariedad en el empleo se ha basado en estos tiempos en términos que esta crisis probablemente cambie.
¿Es un empleo precario aquél que retribuye bien al empleado, pero permite a las empresas la flexibilidad de adaptarse a las circunstancias de mercado ante posibles situaciones inesperadas como esta pandemia? ¿Son los ERTE la solución a la flexibilidad o la exigencia de disponer de fondos públicos para acometer estas situaciones excepcionales mediante prestaciones hacen inviable aumentar salarios por la incidencia de los costes laborales?
Estos debates están por desgracia fuera de la realidad actual. El entorno político de algunos países, como es el caso de España, no deja espacio a este debate laboral sobre la flexibilización. Sea el modelo que sea, la realidad es una evidencia. Si un sector, como el turístico, se ve obligado a parar durante casi un año por motivo de una pandemia, no se puede pedir que las estructuras de recursos de personal sean rígidas y no puedan adaptarse a las circunstancias. Prohibir despidos o ERTES indefinidos de larga duración no será la solución al problema.
Las empresas deberán buscar y analizar sistemas que les permitan un aumento de la flexibilidad de sus plantillas y estas sean adaptables a las circunstancias y deberán hacerlo sin que esto suponga una pérdida o deterioro de los derechos para sus trabajadores.
5. La adaptación tecnológica y la digitalización
El análisis que hasta ahora hacíamos de la adaptación tecnológica y la digitalización ha cambiado a raíz de la COVID19. Antes veíamos las distintas oportunidades en optimización de procesos, ahorro de costes, mejora de la eficiencia, etc., y analizábamos su implantación desde el parámetro de la mejora. Ahora, de forma radical, tenemos que pasar de esa visión estratégica de mejora a su implantación obligada por la necesidad.
Si analizábamos la balanza entre beneficio e inversión de estos procesos de innovación tecnológica o digital, en la mayoría de los casos encontrábamos un retorno favorable de nuestras inversiones. Entonces ¿por qué frenábamos estos procesos de innovación? El freno del miedo al cambio estaba presente en la mentalidad de muchos directivos y lo traspasaban como un virus a las organizaciones.
Cuando analicemos, tras esta pandemia, qué hacer en nuestra adaptación tecnológica y digital, la variable miedo al cambio deberá desaparecer o este nos hará desaparecer a nosotros. La estrategia que nazca de nuestra forma de analizar este problema deberá tener un tono positivo, reconociendo que la tecnología y la digitalización es un aliado para cambiar nuestros procesos y mejorar nuestra eficiencia, que puede garantizar en muchos casos la continuidad de nuestras actividades o nos hace posible la gestión de nuestros negocios en cualquier circunstancia. La tecnología ya ha demostrado ser un aliado, ahora debe ser nuestro seguro para no perder la continuidad.